miércoles, 10 de febrero de 2010

El Reloj del salón

Apurando lo que quedaba en la copa se levantó del sillón. Ese sillón que ya había adoptado como suyo en solo unos meses de estancia en la vivienda. El reloj del salón marcaba la 1:00 y aún seguía esperando. En este día se había repetido lo mismo de siempre y de la misma forma. No había ocurrido nada especial. Permaneció unos minutos observando por la ventana con la mirada perdida.

Solo se oía el tic tac del reloj, que recortaba el tiempo con sus engranajes. Quizá el tedio le mataba, quizá algo le hacía sentir intranquilo, pero allí, delante de la ventana parecía aguardar algo. Evidentemente se encontraba solo en la casa. Se acarició la mal rasurada barba y girando sobre sus talones regresó al lugar que antes ocupaba.

Abrió un libro que tenía junto a él, acarició suavemente una de las páginas, y como un acto reflejo volvió a cerrarlo. El reloj del salón marcaba la 1:15, y aún esperaba. Era un día como otro cualquiera, donde todo se había repetido de la misma forma.

No había ocurrido nada especial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario