sábado, 29 de mayo de 2010

Impresionismo

Es un paisaje soñado, un paisaje que nos enseña su gusto por la fugacidad, sus superficies borrosas y vaporosas, su gusto por el difuminado y la mezcla de colores intensos. Es la descripción de un momento visual en el que la luz y los colores dan lugar a una impresión de realidad.

El máximo exponente de estas características lo encontramos en la lluvia, el vapor y la velocidad que alcanzamos observando las vías desde una rocosa colina, justo donde se llega a fragmentar la luz en sus componentes cromáticos al buscar algo en la distancia.

Mas a la derecha se oye el rumor de un río, que al ser visto muestra culto a los reflejos, como si se tratara de un espejo, y a la abundancia de colores claros y brillantes, a la casi ausencia de negros. La espesura arbórea se aproxíma meciéndose por el viento como bailarinas de can-can, en una muda canción que solo es escuchada con las pupilas dilatadas.

Y es cercano a ella, en lo alto de la colina donde dos burdas sonrisas se desayunan en la húmeda hierba, ajenas a las refracciones, ajenas a la lluvia y al vapor que se aleja. Como si no hubiera mañana.

sábado, 15 de mayo de 2010

En Vela.

El sonar de un relámpago, despierta a un joven perdido. Su pálido rostro resalta en el claroscuro de la estancia. Los vientos indignados le transportan a días pretéritos. Unos lejanos y amargos, otros dulces, breves y cercanos. Mas no hay lugar para la dicha en su ser.


El joven se incorpora y observa el cuarto de trazo irregular, acompañado por el repiquetear de la lluvia en las ventanas. Papeles revueltos han tomado posición y ocupan la mayor parte del espacio. Se agita, golpea la almohada y se despeina violentamente. Encerrado en las macizas paredes de la habitación el infame se desespera. Siente una rabia y unos celos que la paz nocturna no puede acallar.


Puede parecer extraño, pero esa inquietud que sacude sus pensamientos le hace sentirse más consciente de su espíritu. No hay duda de que su estado anómalo se debe a una extraña pasajera, que atormenta sus recuerdos en forma de burla o broma.


Un nuevo relámpago ilumina la estancia, y las sombras proyectadas con sus oscuras intenciones, llenan de tétrico ambiente el lugar donde se esconden. Y es entonces, entre murmullos y susurros, cuando el fantasma de otro día llena con su aroma el lugar. Y le hace recordar.
Semanas antes, en éste mismo cuarto, se hallaba tras una agradable velada el muchacho acompañado. Entre fricciones de sábana y respiraciones agitadas, ambos se rozaban. Y lamían. Y recibió les el alba aun despiertos y pensando, como aquello sucedió sin sobresalto.


Mas esta noche, le puede el disgusto. Pensando el joven está, de cómo ella pudo olvidar algo que él nunca podrá. Con el corazón oprimido revuelve los papeles buscando algo sin acierto. Mira aquí y allí, levanta libros y separa hojas, y tras unos segundos transcurridos, haya lo que requería. Lentamente recoge una imagen en sepia, en la que un rostro sonríe con mirada etérea. Se sienta y la observa.


Y medita. Pero él muestra el rostro de alguien que empieza a derrumbarse. Otro haz de luz ilumina el lugar, y a su vez el espectral caballero grita un nombre, mas en contraste susurra:
“El no tenerte me provoca insomnio”.



domingo, 2 de mayo de 2010

Olvidado

Su aspecto pegajoso y descuidado destacaba. Tenía una larga barba y su enmarañado cabello tomaba un color grisáceo por el paso del tiempo neutro. Miró a un lado y a otro del vagón del metro en el que se hallaba (línea seis si mal no recuerdo), y con ojos cansados alzó la voz:

- Señores, señoras, les relataré una poesía a cambio de una pequeña ayuda económica.

"¿Quién dejará, del verde prado umbroso,
las frescas yerbas y las frescas fuentes?
¿Quién, de seguir con pasos diligentes
la suelta liebre o jabalí cerdoso?

por seguir los incendios, los temores,
los celos, iras, rabias, muertes, penas
del falso amor que tanto aflige al mundo?

Del campo son y han sido mis amores,
rosas son y jazmines mis cadenas,
libre nací, y en libertad me fundo."

Mientras el olvidado poeta relataba con grácil sencillez sus bellos versos, me irritaba comprobar que nadie escuchaba, al contrario, cada vez el inmundo vagón era envuelto en un ruido más ensordecedor. Un intenso pitido radiado que hacía aparecer una arruga nueva en su demacrado rostro. La masa alienígena que nos rodeaba cercába sus palabras, por ser diferente, cuando los raros eran ellos.

Él nació niño, él morirá viejo. Por ello somos iguales, nuestra sangre siendo distinta es la misma. Su barba revuelta muestra la luz de una sabiduría acumulada tras décadas de aprendizaje. Solo buscaba algo que hecharse a su boca plagada de llagas, no pide mas, su pequeño rincón en aquella plaza es lo único que necesita.

Tras no recibir nada, bajó en la siguiente estación, más vacío de lo que entró. Si seguimos sus pasos irá a tumbarse, a pensar mirando al Oeste, hacia la luz de la oscura noche negra. Con sus ojos hundidos, es el único que ha aprendido a ver. Repasará sus poemas y se irá a dormir.