sábado, 28 de enero de 2012

Tabú del mirar

Llega la época de exámenes y empiezo a dedicarme a pensar más que a estudiar. En ésta ocasión le ha tocado a mi cerebro los temas de la prohibición y el veto.

La mayoría de la gente piensa que los tabús que existen actualmente en la sociedad son delirios bebidos de la religión. Yo no pienso así. En mi opinión, los tabús son producidos de alguna forma por causas evolutivas.

La mayoría de las sociedades consideran un tabú el exceso de intimidad, de sexo o de libre expresión de las emociones. Esto varía de una cultura a otra, pero habría que añadir uno supremo, el que concierne al contacto visual, ya que tiene vinculación con la intimidad, estimula las emociones y sirve como exploración sexual. De él derivan los otros tres, y como ejemplo puede resultar el mirar descaradamente a una mujer a los pecho o al culo.

Los monos y simios, nuestros parientes más cercanos, saben cómo controlar su mirada y sus actos para poder vivir en sociedad. Si cualquiera de nosotros nos acercásemos a uno de ellos con una mirada fija, con total seguridad seríamos recibidos con una amenazadora exposición de su endodoncia y una actitud nerviosa y agresiva.

Cuando se mira fijamente a otro, sea hombre o simio, se dan señales de que su atención está centrada en él, pero no están claras las intenciones. Parece realmente curioso que sin tener que enseñárselo explícitamente a los niños, ya conocen las formas de comportamiento y de espacio social ocular.

El contacto visual nos hace sentir expuestos y vulnerables. Tal vez sea una de las razones que induce a la gente a hacer el amor a oscuras, limitando la vulneración y permitiendo explorar con otros sentidos.

Es cierto que una mirada lo dice todo, y mirar es un arte que puede producir tanto respeto, como tension sexual. La suma de tiempo acumulado en mirar tiene cierto significado, y las pupilas o la dirección de los ojos al pensar son como un monitor directamente al cerebro. Pero voy a dejar estos temas para otra ocasión, que al final siempre acabo hablando de cosas que no tenía intención en un principio.