sábado, 30 de enero de 2010

Noctis Saturni

Cada sábado, jóvenes activos salen a confundirse en el mar de luces de neón de distintos colores, en barrios de ocio. Las paredes de los edificios han enmudecido conforme la oscuridad tomaba forma. Los locales, que vomitan música de diferentes estilos y sabores dan cobijo a estos zombis de asfalto que han tomado las calles.

Grupos de universitarios vienen de beber en un botellón. Les da igual si el mundo se acaba hoy, si están sentados en un nido de alacranes o si han suspendido el examen. El tiempo es lo de menos, total, “no sirve de mucho”.

Una pareja de policías jóvenes hace la ronda por la misma calle con expresión tensa, pero casi nadie repara en ellos. No sopla el viento, pero el aire es frio. Pronto comenzará un nuevo día.


Dos figuras juguetean rezagadas, no se sabe cómo acabará todo. Pero en ese instante sonríen.

jueves, 28 de enero de 2010

Prólogo.

"Y aquel ocupadísimo joven, gastó tiempo en entretenerse escribiendo..."

Sí, tengo demasiado que hacer, pero me ha apetecido ponerme tonto y crearme un blog. ¿Por que? Porque soy un inconsciente.
¿De que voy a escribir? Ni idea. Supongo que haré lo de siempre, dejar que las neuronas fluyan libremente, sin sentido, con una extraña libertad que le da un toque bizarro a todo lo que sale de ese cráneo reseco que llevo por sombrero.


Además: ¿Por qué Séneca, Shakespeare o Anónimo pueden hacer frases célebres y yo no?

A partir de ahora tomemos como principio existencial una seriedad desenfadada, e introduzcámonos en lo absurdo, para sobrellevar ese extraño matiz cerca ya de la medianoche, en esas horas en que todo se vuelve dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado, donde todo toma un color diferente.
La ciudad se transforma, emerge como un ser sobrenatural que parece cobrar una inquietante vida propia.

Hagamos como Cyric o Murakami, convertidos en un puro y agudo punto de vista, no se nos debe pasar nada por alto. Abramos una pequeña grieta en nuestra conciencia y observemos como algo se dispone a enviar señales a este lado.

Pero solo somos un punto de vista, no se nos permite actuar.
La noche es larga.


Mi insomnio y soledad arrebatan mi coherencia.