sábado, 30 de enero de 2010

Noctis Saturni

Cada sábado, jóvenes activos salen a confundirse en el mar de luces de neón de distintos colores, en barrios de ocio. Las paredes de los edificios han enmudecido conforme la oscuridad tomaba forma. Los locales, que vomitan música de diferentes estilos y sabores dan cobijo a estos zombis de asfalto que han tomado las calles.

Grupos de universitarios vienen de beber en un botellón. Les da igual si el mundo se acaba hoy, si están sentados en un nido de alacranes o si han suspendido el examen. El tiempo es lo de menos, total, “no sirve de mucho”.

Una pareja de policías jóvenes hace la ronda por la misma calle con expresión tensa, pero casi nadie repara en ellos. No sopla el viento, pero el aire es frio. Pronto comenzará un nuevo día.


Dos figuras juguetean rezagadas, no se sabe cómo acabará todo. Pero en ese instante sonríen.

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