lunes, 13 de junio de 2011

Los 3 sabios #1

Había una vez un viajero, cuyas andanzas y tierras visitadas abarcaban páginas y páginas de los mapas más diversos jamás hechos por el hombre. Los largos trayectos recorridos le valieron para convertirlo en un hombre valiente e inteligente que se dedicaba a relatar historias sobre los lugares que había visitado.

Ocurrió un día que dicho viajero de camino a un país que no había pisado antes, fue sorprendido por una potente tormenta. El viento silbaba medroso y airado, la lluvia caía tenaz, ya en ráfagas, ya en fuertes chaparrones, y el pobre hombre no tuvo más remedio que tomar un atajo para poder llegar antes a la ciudad.

El camino se hizo cada vez mas angosto, hasta que desapareció y el hombre disgustado regresó sobre sus pasos. Así pues, completamente perdido en mitad del bosque se lamentaba por su decisión. “Debí suponer que los atajos traen retrasos” murmuró el viajero.

Sentado a los pies de un olmo desesperado como estaba, oyó a lo lejos como un susurro, tres voces que pedían auxilio. Sin pensárselo ni un momento, el hombre se dirigió a la fuente de aquellos sollozos internándose entre los árboles.

Después de estar caminando un rato, se topó con una antigua cripta con tres puertas independientes. Y observó que los lastimeros gritos salían de cada una de ellas.

-Viajero, sabemos que estás ahí -dijo la primera voz.

- Sácanos de éste encierro -dijo la voz segunda.- Te recompensaremos.

-¿Quiénes sois y por que estáis atrapados en tan extraño lugar? -preguntó el viajero.

-Somos tres poderosos sabios, que fuimos encerrados por nuestros crímenes -explicó la tercera voz.

Desconfiado, se paró a pensar si marcharse del lugar o ayudar a tan extraños personajes, pero se dio cuenta que no sabía donde estaba.

-¿Cómo puedo sacaros si las puertas que os confinan son de piedra?

-Son puertas mágicas, y tan solo empujando hacia adentro se abrirán. -dijo la voz primera.

-Pero tendrás que saber que solo puedes abrir una de ellas y por tanto rescatarnos a solo uno de nosotros -explicó la segunda voz.

-¿Cómo sé que no me devoraréis si os saco?

-La gracia de los juegos está en tomarse en serio el papel -dijo la tercera voz.


(Sigue)

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